Luchas sin escape
aquellas en las que los contendientes
no se conocen.
La muerte es socia del tiempo,
sonríe y aguarda.
Cuenta la tradición que Takuan, un importante monje Zen, fue quien le enseñó al célebre esgrimista Miyamoto Musaschi las artes más profundas del kendo, esgrima japonesa, era tal su renombre que un día el Shogun lo manda a buscar a su templo invitado junto con un consagrado maestro de sable.
El rey de Corea le había regalado un joven y feroz tigre quien esperaba en su jaula; llegados que fueron los invitados, el Shogun le pide al esgrimista que entre en la jaula, el felino amedrentado por la postura del maestro se arrincona con la cola ente las patas y con los ojos no deja de observar la, para él, muy extraña situación.
Al abandonar la jaula el maestro de esgrima se le solicita al monje que entre. Takuan se dirige al tigre con lentitud y serenidad, se puso a rascarle las orejas, a acariciarle los belfos y ambos estuvieron jugando, gozando de un largo rato.
Arturo Emilio Sala
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