Miguel de Unamuno |
I- Don Miguel de Unamuno en su obra "El hambre de eternidad" desafía a centrar todo pensar, y de suyo, toda reflexión, en:
El hombre de carne y hueso,el que nace, sufre y muere –sobre todo muere–, el que come y bebe y juega y duerme y piensa y quiere; el hombre que se ve y a quien se oye, el hermano, el verdadero hermano.
Agrega:
Y lo que determina a un hombre, lo que le hace "un" hombre, uno y no otro, el que es y no el que no es, es un principio de continuidad. Un principio de unidad primero en el espacio, merced al cuerpo, y luego en la acción y en el propósito.
II- Epícteto, esclavo romano y filósofo de la Escuela Estoica (100 a.C.) fue absolutamente preciso al señalar que:
Lo que alarma y perturba al hombre no son las cosas, sino las fantasías y representaciones que este entreteje sobre ellas.
III- Entre los años 960 y 1028 en Francia se funda la Escuela de Chartres que llegará a su mayor esplendor con Bernardo, el cual fijará su orientación en un gran eclecticismo, con el que da acogida a conocimientos de procedencia muy diversa, aunque como fondo doctrinal predomina el platonismo. Fueron los fundadores de la primera Univesidad Europea: la de París.
Entre sus monjes filósofos se destacó Thierry (muerto entre 1150-1155) quien en un comentario sobre "De Trinitate" de Boecio escribió:
[...]en lo divino convendrá conducirse intelectualmente y no desviarse a las imaginaciones, sino mejor ver la forma que es verdaderamente forma y no imagen.
IV- Maurice Merleau-Ponty (1908-1961), uno de los fundadores del enfoque fenomenológico cognitivo en las neurociencias contemporáneas, escribió en 1945 la "Fenomenología de la percepción", una de sus obras más importantes. En ella destaca que en el caso de las constancias perceptivas :
[...] una cosa tiene "caracteres" o "propiedades" estables, y por ello enfocaremos el fenómeno realidad estudiando sus constantes perceptivas.[...] la maravilla del mundo real estriba en que, en él, el sentido no forma más que uno con la existencia y que le vemos instalarse en ella de veras. En lo imaginario, apenas he concebido la intención de ver, y ya creo haber visto. Lo imaginario carece de profundidad, no responde a nuestros esfuerzos por variar nuestros puntos de vista, no se presta a nuestra observación. Nunca hacemos presa en él. Al contrario, en cada percepción, es la misma materia la que toma sentido y forma. Si espero a alguien a la puerta de una casa, en una calle mal iluminada, cada persona que franquea la puerta aparece un instante bajo una forma confusa. Es "alguien" que sale, y no sé aún si puedo reconocer en él a quien yo aguardo. La silueta tan conocida nacerá de esta niebla como la tierra de su nebulosa. Lo real se distingue de nuestras ficciones porque, en él, el sentido inviste y penetra profundamente a la materia.
Más adelante concluye estas reflexiones escribiendo:
[...] mi confianza en la reflexión equivale, finalmente, a asumir el hecho de la temporalidad y el mundo como cuadro invariable de toda ilusión y de toda desilusión: yo no me conozco más que en mi inherencia al tiempo y al mundo.
V- Buda, hace 2500años, en sus primeras enseñanzas (sutras) destacó que las ilusiones son las que constituyen el principal andamiaje de la ignorancia, siendo ésta la matriz de todos los sufrimientos. Invitaba ,para salir de sus tramas, reconocer, sencillamente, que lo que es, es y que lo que no es, no es.Que lo que está es aquello que está y que lo que no está, no está. Establecía la radicalidad del plano de inmanencia.
VI- Amanece, la calandria canta
comienza un nuevo invierno.
Finalmente la nieve me cubrirá.
Arturo Emilio Sala.
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