jueves, 12 de enero de 2012

Espacio de reflexión con T. S. Eliot

T. S. Eliot
[...]
No dejaremos de explorar
y el fin de nuestra búsqueda será
llegar a donde comenzamos
y el lugar conocer por vez primera.
Por la desconocida puerta
que recordamos, cuando lo único
en la tierra quede por descubrir
sea lo que fue el principio; en la fuente
del río más largo la voz
de la cascada oculta y de los niños
en el manzano, no buscada
y así desconocida, pero oída,
oída a medias, en la calma
que reina entre dos olas de la mar.
A prisa, aquí, ahora, siempre...
Estado de perfecta sencillez
(que cuesta todo, nada menos) y todo acabará bien
y las cosas
todas se arreglaran cuando las lenguas
de llama se entrelacen
en el coronado nudo de fuego
y sean la rosa y el fuego uno

En: Eliot, T.S. Cuatro cuartetos. Madrid: Cátedra, 1987. Traducción Esteban Pujals Gesalí. p. 159

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